El dios que baila

Las dos principales concepciones filosóficas sobre el arte que produjo Occidente, la concepción platónica y la hegeliana, son precisamente las que dieron lugar a un gran número de malentendidos. La primera, reduciendo la mímesis a la imitación; la segunda, concibiendo la dialéctica como un proceso histórico que distingue rigurosmanente el arte, la religión y la filosofía. Sin embargo, la distinción entre diferentes dominios -que resulta de la limitación del arte a un contenido determinado, dotado de una forma sensible- se revlea teóricamente frágil. Cacciari interroga el arte después de Schopenhauer hasta hoy día, tras las huellas dejadas por Nietzsche, valiéndose de las categorías de verdad, ilusión, espejo, ironía y provocación. A partir de las grandes figuras de la modernidad artística -desde Wagner hasta Luigi Nono, pasando por Duchamps-, el análisis del autor inscirbe el arte del siglo XX en su lugar: en la más pura de las tradiciones clásicas, a pesar del aparente caos o de las numerosas ruputras fundadoreas y constitutivas de su historia.