Juntos, nada más

Camille tiene 26 años y dibuja de maravilla, pero no tine fuerzas para hacerlo. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y se esmera en desaparecer: apenas come, limpia oficinas de noche, y su relación con el mundo es agonizante. Philibert, su vecino, vive en una apartamento enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero de Franck. Cociero de un gran restaurante, Franck es mujeriego y vulgar, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto.