En las montañas de la locura

En las montañas de la locura
Todos los incidentes de aquel vuelo de cuatro horas y media están grabados a fuego en mis recuerdos, por su crucial posición en mi vida. Marcaron la pérdida, a la edad de cincuenta y cuatro años, de toda la paz y el equilibrio que la mente normal posee gracias a su acostumbrada concepción de la naturaleza externa y de sus leyes. De allí en adelante, los diez enfrentamos, aunque el estudiante Danforte y yo en mayor medida, un mundo espontosamente amplificado de vagos horrores que nada puede borrar de nuestras emociones, y que no entenderíamos de compartir con la Humanidad si pudiéramos.