A título de más de uno. Jacques Derrida. Sobre un retrato de Vale


A título de más de uno. Jacques Derrida. Sobre un retrato de Vale

Ninguna existencia iguala el modo de «ser» obstinado y terco que tienen los muertos. Mientras mantenemos la vida, mientras estamos con vida, existimos en el modo de la huida, de la fuga, de la escapada hacia adelante. La muerte, en cambio, nos fija en la consistencia, en la identidad, en la permanencia, nos fija en «el único parecido» posible (Blanchot) que cada uno guarda consigo mismo, pues los muertos «ya no huyen, ya no nos huyen ni huyen de sí mismos». A este ser del desaparecido o de la desaparecida, escribe Nancy, solo le compete su imagen, «es decir, la espera infinita, la petición siempre renovada de un milagro de existencia y de sentido que solo puede tener lugar en la disipación de la imagen».