Dios, el sexo y la verdad

Dios, el sexo y la verdad
La muerte de Francois Balmes nos ha privado prematuramente de una lectura de Lacan que será irremplazablemente, como lo atestiguan los textos recogidos en esta obra. Con una determinación singular, el autor confronta entre sí los diferentes períodos de la elaboración lacaniana, ligadas a las antinomias propias del goce, de la verdad, de la religión, del amor.
De la verdad freudiana, nos dice Balmes, nadie es ni el seguidor incondicional ni el dueño; no lo es más el psicoanalista que el filósofo. Son necesarios su rigor y su coraje para enfrentarse con la radical inadecuación del pensamiento con la realidad del sexo que lleva el nombre de castración, y para construir “nombres divinos” (Dios, el Otro, el Padre, el Goce) que le permitan, al borde de lo imposible, formalizar el “ateísmo psicoanalítico”.