El bulevar periférico

París, 1980. Mientras “acompaña” a su nuera en su lucha contra un cáncer, el narrador se acuerda de Stéphane, su amigo de juventud. Al principio de la guerra, aquel hombre le había iniciado en la escalada y en la superación del miedo, antes de entrar en la Resistencia, y luego, capturado por un oficial nazi –el coronel Shadow–, había muerto en circunstancias nunca aclaradas del todo. El narrador, al final de la guerra, había conocido a Shadow. Su intangible presencia permaneció en él dejando aflorar los últimos instantes, la muerte valiente –heroica tal vez– de Stéphane. Y la realidad contemporánea (el hospital, los cuidados y los cuidadores, las visitas, la ansiedad de los familiares, los minúsculos desastres de la vida cotidiana, todo aquello que representaban los trayectos diarios por el bulevar periférico) era como un eco de aquel pasado, un eco de incertidumbre y sin embargo de esperanza...