Nuevos realismos: 1957-1962. Estrategias del objeto, entre el rea

Nuevos realismos: 1957-1962. Estrategias del objeto, entre el rea
Durante el período tratado, una pluralidad de propuestas artísticas salen a la luz de entre los estertores de la preeminencia de la pintura. Diversos artistas y grupos, a uno y otro lado del Atlántico, ensayan, a través del objeto, nuevas estrategias artísticas que anuncian el cambio de paradigma de la década de los sesenta. La comisaria Julia Robinson firma el texto programático que analiza el período desde el axioma "antes de que las actitudes se hicieran forma", mientras el resto de los ensayos se adentran en aspectos el nuevo papel de la palabra, la acción y el objeto, o en casos de estudio como la Escuela de Niza, el papel de Pierre Restany y su configuración del Nouveau Réalisme.
La exposición Nuevos Realismos: 1957-1962 ilumina un punto de inflexión en el arte de la segunda mitad del siglo XX – el punto de ruptura en el periodo de posguerra, que creó las condiciones artísticas propicias para lo que ahora conocemos bajo la denominación de “los sesenta”–. Aunque esa década ha sido catalogada con términos como pop, Fluxus, minimalismo y arte conceptual, el breve lapso de tiempo en que se generaron los criterios clave se resiste a ser denominado bajo tales sustantivos. Y aunque se hayan realizado exposiciones que reunían a grupos de estos artistas –a menudo, enmarcadas en los límites de su nacionalidad o desde el análisis retrospectivo de su carrera–, Nuevos Realismos: 1957-1962 se ciñe decisivamente a los primeros años de creación, pero amplía su horizonte al reunir obras de artistas tanto europeos como americanos con trayectorias paralelas. Esta exposición se centra en un periodo de cinco años de transformaciones: entre 1957 y 1962. Comienza con la culminación de la modernidad y termina con la cúspide de la posmodernidad. Recorre la ruta entre la última etapa de la hegemonía de la pintura abstracta y la consolidación del arte pop (americano). Pero su interés no está ni en la pintura abstracta ni en el pop, sino en el proceso que se entreteje en ese intervalo con todos los movimientos en flujo.
La exposición Nuevos Realismos: 1957-1962 ilumina un punto de inflexión en el arte de la segunda mitad del siglo XX – el punto de ruptura en el periodo de posguerra, que creó las condiciones artísticas propicias para lo que ahora conocemos bajo la denominación de “los sesenta”–. Aunque esa década ha sido catalogada con términos como pop, Fluxus, minimalismo y arte conceptual, el breve lapso de tiempo en que se generaron los criterios clave se resiste a ser denominado bajo tales sustantivos. Y aunque se hayan realizado exposiciones que reunían a grupos de estos artistas –a menudo, enmarcadas en los límites de su nacionalidad o desde el análisis retrospectivo de su carrera–, Nuevos Realismos: 1957-1962 se ciñe decisivamente a los primeros años de creación, pero amplía su horizonte al reunir obras de artistas tanto europeos como americanos con trayectorias paralelas. Esta exposición se centra en un periodo de cinco años de transformaciones: entre 1957 y 1962. Comienza con la culminación de la modernidad y termina con la cúspide de la posmodernidad. Recorre la ruta entre la última etapa de la hegemonía de la pintura abstracta y la consolidación del arte pop (americano). Pero su interés no está ni en la pintura abstracta ni en el pop, sino en el proceso que se entreteje en ese intervalo con todos los movimientos en flujo.