Les nostres recomanacions i propostes

Ante El tiempo vivido sin su fluir, nos encontramos con un ensayo de carácter filosófico nada sencillo, nada dulce, pero profundamente transformador, como apuntala en su prólogo el escritor británico Max Porter: “tras leer las últimas páginas, había salido bastante cambiado de la experiencia; me sentí agradecido”.
Las palabras de su autora, Denise Riley, se funden en el dolor visceral fruto de la súbita pérdida de su hijo, y en la reflexión pausada y cognitiva en la que Riley se sumerge al saberse deambulando por un tiempo no lineal, tan cercano a la temporalidad del mundo de los vivos como de los que se van y desaparecen, dejando tras de si una sensación carnal de ser fuera de un tiempo no mundano, lejos de cualquier modo verbal conocido que nombre su estado de parálisis pura. ¿Cómo podría seguir el fluir del tiempo cuando sientes que dentro de ti, un tiempo íntimo se ha congelado?
Afanándose en enterrarse el corazón, la escritora nos habla desde el abismo que hay entre la vida y la muerte, y encarna el tiempo del duelo, un tiempo alterado de la vida, al que se le han dedicado demasiados pocos textos para ser una vivencia tan universal. Y ella, Denise Riley lo hace de una forma hermosa, sin caer en el melodrama, desde la sinceridad de su propia experiencia, dolorosa y luminosa.