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El Palacio de Fontainebleau, erigido por Francisco I sobre un castillo del siglo XII, fue residencia de los soberanos de la Casa de Valois hasta el reinado de Enrique IV y depositario de excelentes obras del manierismo italiano. Posteriormente entró en decadencia y fue rehabilitado hasta su estado actual por Napoleón Bonaparte.

Es en este escenario en el que Florence Delay pone en boca de una ninfa anónima, residente ella misma en el palacio, treinta y un microrrelatos dirigidos a algunas de sus compañeras -"señoras mías"- sobre los propios cuadros y sobre  algunas de sus extravagantes habitantes, en un juego metaliterario de gran finura y excelente desarrollo.
La edición de Acantilado se complementa con las reproducciones de algunas de las obras de arte a las que la ninfa hace referencia.