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Ressenya

Franz Kafka

Tú eres la tarea

«Hacer lo negativo aún se nos impone, lo positivo ya se nos ha dado 
A partir de un cierto punto ya no hay vuelta atrás. Ése es el punto que hay que alcanzar»

Per Sara Forja
16.2.2024

"Tú eres la tarea"
Kafka, Franz Stach, Reiner (Editor) "Tú eres la tarea" 18,00 €
¿Cuál es la tarea del escritor? ¿Fijar su acontecer histórico bajo la forma del discurso? ¿o quizás su propia muerte, desaparecer en el texto para reaparecer en los ojos de quien lo lee como una suerte de puño abierto al devenir histórico? Son estas tres cuestiones las que en cierto modo resumen y caracterizan la escritura de Kafka, y que en cierta medida le ha valido para inscribirse en el ámbito que Deleuze y Guattari caracterizaron como literatura menor: una forma de escritura minoritaria que, a través de la lengua dominante, consigue provocar una desterritorialización, que no es otra cosa que desplazar la mirada del lector para llevarlo a un territorio de la historia y del lenguaje aparentemente familiar pero completamente diferente.
Aunque la cuestión sobre la literatura menor se ha profundizado en sus novelas tales como El Castillo o El proceso, lo cierto es que quizás en sus aforismos encontremos una declaración de su empresa: entramos en un laberinto conceptual donde cada parte (aforismo y anotación) nos hace conectar y saltar hacia otras. Gracias a los comentarios de Reiner Stach, la comprensión de esta arquitectónica se torna orgánica, de tal modo que nos facilita la localización de los distintos motivos tanto sociales (la crítica hacia el trabajo a través del tedio, la inadaptación a los compromisos familiares y matrimoniales) como metafísicos (la confrontación del mundo sensible con el espiritual, la lucha entre el bien y el mal) y teológicos (la cuestión de la culpa y la caída, la fe y la desesperación) que dan cuerpo a la escritura del autor.
Evidente lector de Kierkegaard, Kafka asume la tarea de la escritura de forma análoga al danés, hasta el punto de que esta intención se manifiesta claramente en los aforismos: no se escribe únicamente para ser leído, se escribe para ejecutar un movimiento y provocar diferencia en el lector que lo recibe. Con un estilo análogamente irónico, los motivos kafkianos se abren al lector no tanto desde la solemnidad del discurso sino en virtud de un doble sentido que muestra el carácter paradójico de su propia comprensión vital: como un camino que se desdibuja constantemente pero que, no obstante, estamos llamados a caminar.
Tanto si se conoce la obra del autor, como si somos iniciados aún en su empresa, los aforismos son una buena entrada a un mundo literario en el que salimos completamente distintos de cómo hemos entrado. 
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