Desde la Grecia clásica, el erotismo se ha configurado como un componente radical que define la naturaleza humana, frente a la sexualidad animal cuyo origen arranca desde el instinto, el erotismo se impone como motor la consciencia. En este sentido, Georges Bataille realiza en
Las lágrimas de Eros, un ejercicio genealógico de las manifestaciones del erotismo en distintas épocas históricas, desde las pinturas rupestres hasta los grabados griegos, pasando por el manierismo y desembocando en las representaciones surrealistas. Para Bataille, el erotismo guarda tras de sí un secreto, posee una íntima relación con el misterio y lo sagrado de tal modo que al mostrar los engranajes que construyen la máquina erótica se revelan los aspectos más oscuros de la naturaleza humana. Si Cronos siempre desea morir, Eros alcanza su éxtasis en la violencia para con el cuerpo. La lógica erótica muestra un reverso de la racionalidad humana, en este sentido Bataille se sirve de distintas representaciones pictóricas y fotográficas para explicar cómo el erotismo consigue subvertir cualquier convención de la época, de tal modo que el logos racional - la sabiduría del ojo- se transmuta en un nuevo discurso a través del “ciego instinto de los órganos”.
Un rescate deseado por muchos de los lectores de Bataille y un buen hallazgo para quienes lo desconozcan,
Las lágrimas de Eros es una perfecta lectura para todo aquel que desee comprender de forma cruda los alcances y límites del erotismo, y con ello, de la naturaleza humana.