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Las bestias, la ópera prima del autor neerlandés Gijs Wilbrink, convergen, en una narración vertiginosa, la asfixia y constricción de las pequeñas comunidades y pueblos frente a la atracción e impersonalidad de los espacios urbanos. Los bosques del este de los Países Bajos, junto a la frontera con Alemania, es el escenario donde se ubica la granja de los Keller, una familia particular que desde hace décadas ha desarrollado una idiosincrasia propia al margen de los cánones y reglas establecidos por la sociedad. Los límites físicos y sociales preestablecidos son el elemento que tanto Tom Keller como su hija Isa, cada uno a su manera, intentan transgredir. Mientras que Tom busca en la introspección y su amor por las motocicletas la forma de salir de ese mundo, Isa busca en los paraísos metafísicos que aparecen en las obras de Vang Gogh, Edward Munch, Camille Pisarro y otros grandes referentes de la Historia del Arte, su inspiración para convertirse en otra persona distinta a aquella que se espera de un miembro más de los Keller.
El propio autor confiesa que en
Las bestias aparecen desdibujados los mundos literaritos de William Faulkner y Thomas Mann, sus referentes como lector; el estilo narrativo norteamericano traspasado al viejo continente. Todo ello bajo la óptica irreverente y gamberra de un músico punk, la otra faceta de Gijs Wilbrink.