Les nostres recomanacions i propostes

Pinocho no es un cuento de hadas ordinario. Su protagonista es un vulgar trozo de madera parlante que se enfrenta a la adversidad en un mundo desprovisto de magia, donde los animales hablan, pero no por efecto de un sortilegio, sino con la naturalidad de los personajes Esopo y la frontera entre la vida y la muerte se encuentra distorsionada. Cualquier indicio de lo sagrado ha sido desterrado de este libro inclasificable, más descenso hacia el Averno que escalada redentora, donde el pícaro Pinocho solo puede colarse en el Paraíso si es por una puerta secundaria. Convertirse en un niño de verdad podría ser tan solo el sueño de un muñeco demasiado profano; pura materia lignaria y salvaje.

Agamben se propone en este ensayo sobre el cuento clásico de Collodi esbozar la figura de un ser que no es hombre ni animal, no está vivo ni muerto, es simplemente la expresión de un exceso: el resto que queda o resiste a todo proceso de clasificación. Pinocho nunca alcanza una identidad firme y segura, sus cambios constantes en el tiempo definen su esencial in-definición, más allá de lo que pueda ser la pura narración de sus peripecias.

El maravilloso muñeco encarna el misterio de la infancia: aquella zona de alegre inconsciencia en la cual nos encontramos en relación con los mayores misterios sin proponérnoslo, sin pretender explicar ni dominar las cosas, en el «ahora» feliz del juego donde toda cronología queda abolida y el tiempo del calendario se torna en perpetuo día de fiesta.