Les nostres recomanacions i propostes

En este pequeño manifiesto, la filósofa y epistemóloga Isabelle Stengers lanza un mensaje a la comunidad científica. Una ciencia confiable necesita investigadores suspicaces. El científico debe sentirse incómodo, desconfiado, y de esa forma obrar con cautela. Heredera de la filosofía de Whitehead, Stengers insiste en la fórmula que conecta los hábitos de apreciación de los hechos individuales con el juego de los valores emergentes. Sin caer en la idealización del pasado propone recuperar el espíritu de las corporaciones medievales en las que no se disociaba el compromiso como miembro del gremio y el compromiso cívico.
Quizá señalar con el dedo al individuo es erróneo. Es más bien el método de enseñanza que priva de recursos imaginarios que “sitúen” al científico en el mundo real, fuera del laboratorio. Se ha despojado de material humanístico a las facultades científicas. Y, por tanto, el científico ha cogido su azada y ha hecho un surco del cual no quiere salirse.
La buena ciencia no necesita científicos “rápidos”. Tampoco filósofos “rápidos”. Resistir es pensar y pensar requiere tiempo.  El lector podrá comprobar en este alegato que no se pretende emancipar a la ciencia de la industria, ni tampoco pregonar una investigación desinteresada. El propósito es ralentizar el ritmo de producción, en favor de unos buenos resultados, y revocar la tiranía de una economía especulativa del conocimiento que somete a investigadores y Universidades.