Les nostres recomanacions i propostes

Cuando hablamos de mujeres en las artes plásticas se suele dar comienzo a la historia directamente en la Edad Media. Se afirma que las primeras creadoras del arte occidental fueron las monjas iluminadoras y miniaturistas de los manuscritos medievales donde algunas de ellas dejaron su firma e incluso, en ocasiones, pequeños autorretratos ocultos. Sin embargo, no fue así. Si nos remontamos al siglo I descubrimos que Plinio, en su Historia natural, nombra ya a seis artistas, cuyas obras, lamentablemente, se han perdido casi por completo y de las que solo quedan testimonios o vagos vestigios de copias romanas. Pero existieron. Y fueron lo suficientemente notables para ser nombradas. Plinio describe, incluso, el nacimiento de la pintura como una técnica que surge de las manos de una mujer, una invención femenina.

Remontándose a un pasado aún más lejano del que describe Plinio, los autores del libro reconocen como primeras artistas figurativas a las tejedoras que desfilan por la Ilíada y la Odisea. Cantidad de mitos tratan los bordados y tejidos realizados por mujeres: la trágica historia de Filomela y Procne, la labor infinita de Penélope o el desafío de Aracne son solo algunas de las innumerables referencias literarias a estas piezas, desarrolladas en el interior del hogar, que demuestran el esplendor y riqueza de una actividad exclusivamente femenina y el talento de sus artífices.