Lo que yo quería deciros

Lo que yo quería deciros
Yo la quería y, a veces, ella me clavaba el codo en las costillas para asegurarse su parcela del perímetro conyugal. Otras, yo le metía traicioneramente el dedo por el culo para que se apartara de un respingo. La mayor parte de las veces, ella se salía con la suya agarrándome fuerte de la tetilla o plantándome sus pies helados en la espalda. Aunque casi siempre yo me reservaba una estratagema: poner cara de pena y, al rato, arrearle un buen mordisco.
Yo qué sé: éramos felices
Yo qué sé: éramos felices