¿Qué sé yo?


¿Qué sé yo?

En el horizonte de la cultura libresca del Renacimiento, la singularidad de Michel de Montaigne sobresalede manera extraordinaria. Sin embargo, solo cuando se considera ya viejo decide ponerse a escribir, más paraexcavar en sí mismo que para abrirse camino en el mundo de las letras. Una «pintura del yo», como él mismo la define,que se plasma en un solo libro redactado, editado, corregido y ampliado sin cesar durante los últimos veinte añosde su vida. Contiene lo que Montaigne llama sus essais, es decir, sus pruebas, sus experimentos, sus tentativas.¿Qué puede significar leer hoy los Ensayos? ¿Qué reporta al lector contemporáneo la inmersiónen la multiplicidad desplegada a lo largo de las mil páginas de un texto tan singular? Los diversos capítulosde ¿Qué sé yo?—célebre divisa de Montaigne—nos conducen hacia algunas respuestas en el ámbito de lafilosofía y la historia de las ideas, pero también hacia otro tipo de consideraciones acaso más livianas, aunquesiempre vigorosas y penetrantes: las propias del saber vivir montanianos, que todavía hoy, tantos siglos después,merecen la más atenta escucha.