Ni dieu ni IA

Oculta en nuestros motores de búsqueda, redes sociales, generadores de texto o imágenes y otros asistentes de voz, la inteligencia artificial ha aprendido de nosotros a producir contenido para nosotros. Desde las tareas escolares de los estudiantes hasta los artículos científicos, los deepfakes , el periodismo e incluso el arte visual, las IA están ahora involucradas en todo tipo de producción cultural y se están extendiendo gradualmente a cada rincón de nuestras vidas. Compartimos con ellos nuestros recuerdos, nuestros deseos, nuestros sentimientos, nuestros conocimientos y nuestras creaciones sin el más mínimo límite. ¿Y si su desarrollo no condujera al surgimiento de una máquina consciente, como imaginan sus promotores y detractores, sino a la expropiación y explotación de nuestra inteligencia colectiva? Al cuestionar la infinita multiplicación de simulaciones que nos engañan, esta obra (probablemente escrita por una IA) nos arrastra con paradojas al vacío del sinsentido bien ordenado. A través de un viaje inquietante al encuentro de cerebros sumergidos en cubas, robots mecanógrafos, loros estocásticos, policías cuánticos y chatbots psicópatas, Mathieu Corteel nos lleva a cuestionar la tentación de despojarnos de nuestras cualidades humanas y dotarlas de calculadoras todopoderosas. ¿Qué implica la delegación de nuestros poderes de acción, creación y decisión a interfaces a las que atribuimos concretamente el pensamiento en ámbitos como el trabajo, el cuidado, la vigilancia, el voto o incluso la educación? ¿En qué se convertirán nuestros mundos humanos cuando se hibriden con nuestras máquinas conectadas?