Ni puedo ni quiero


Ni puedo ni quiero

Alternando historias breves con otras más extensas, consigue unos relatos de efecto embriagador. Como en un truco de magia, y por obra de su prosa siempre punzante, unos calcetines perdidos, una pequeña caja de chocolate, un trozo de pescado o los electrodomésticos de una casa se transforman en algo radicalmente nuevo, que deja ver esa grieta por la que se filtra el drama, la ansiedad y la ironía de la vida cotidiana, la preocupación por la muerte, el envejecimiento y el dolor.
Ingenio, humor y una extraña belleza en una colección de relatos que retrata la realidad como un collage, donde el orden lo da el lenguaje y el estilo finamente trbajado.