Los veinte días de Turín

Los veinte días de Turín
La peor tragedia vivida en Turín en su historia reciente -los llamados «veinte días de Turín»-
no fue una guerra ni una revolución ni una catástrofe natural, sino, como dio en calificarse
oficialmente, un «fenómeno de psicosis colectiva». En aquella época, en medio de una asfixiante
ola de calor y afectados por una epidemia de insomnio que había quebrado su equilibrio
psíquico, miles de ciudadanos turineses se lanzaban cada noche a vagar como fantasmas por
las calles del centro histórico. Pero no acababa todo ahí: un acre, espeso y penetrante olor a
vinagre saturaba el aire nocturno que, de cuando en cuando, vibraba con el eco de unos horrendos
e inexplicables gritos; se decía que unos personajes inverosímiles se mezclaban entre
la multitud insomne y que ésta parecía acogerlos con toda naturalidad, y no había mañana
que no apareciesen cadáveres horriblemente destrozados en los lugares más emblemáticos de
la ciudad. Diez años después de aquel aciago período, sobre el que se impuso desde arriba un
tupido velo de silencio, un solitario oficinista aficionado a la historiografía urbana decide investigar
y escribir un libro.