El comandante yanqui

Conocido como el comandante yanqui, la vida de William Alexander Morgan es una mezcla fascinante de aventuras, idealismo y tragedia. Su vida temprana en Estados Unidos estuvo marcada por la inestabilidad: se casó y se divorció a los diecinueve años, incursionó en el mundo del hampa y fue arrestado cuando intentaba ingresar al Ejército después de ser dado de baja por la Marina de Estados Unidos debido a su conducta. Su vida parecía estar en un espiral descendente cuando viajó a Cuba en 1957. Allí se encontró con la revolución en curso contra el dictador Fulgencio Batista. Su naturaleza audaz y su deseo de aventura lo llevaron a unirse a las fuerzas revolucionarias lideradas por Fidel Castro, donde rápidamente ascendió en las filas debido a su valentía y habilidades en combate. Luego del triunfo de la revolución, Morgan se casa con Olga Rodríguez, una cubana compañera de lucha con la que tuvo dos hijas. Sin embargo, la felicidad del comandante no duró mucho. Cuando Castro comenzó a exponer su afinidad ideológica con el comunismo, Morgan manifestó abiertamente su desacuerdo. Poco después fue acusado de traición por el régimen y, en 1961, fue fusilado en una fortaleza de La Habana. David Grann David Grann es un periodista y autor estadounidense reconocido por un pulido estilo de periodismo narrativo. Nació el 10 de marzo de 1967 en la ciudad de Nueva York y se graduó en Historia en la Universidad de Connecticut. Posteriormente obtuvo una maestría en Relaciones Internacionales en la Fletcher School of Law and Diplomacy. Célebre por sus libros Z, la ciudad perdida y Los asesinos de la luna, recientemente adaptada al cine por Martin Scorsese, los textos de Grann destacan por lo exhaustivo de sus investigaciones documentales, presentadas al lector con un formato narrativo propio de las obras de ficción, lo que lo ha convertido en uno de los principales autores de no ficción de su generación. “Es una historia increíble en el sentido de que aquí había un tipo que era un holgazán, dado de baja deshonrosamente del ejército, un parásito de la mafia, y se había reinventado en este sentido profundamente estadounidense [...] para convertirse en una figura que parecía afectar el equilibrio del poder mundial.”