El castillo


El castillo

Cuando K. llega a su des??no para trabajar como
agrimensor, es del todo incapaz de ocupar el puesto para
el que le han contratado. Los esfuerzos que K. hace por
contactar con su contratador o alguna autoridad que sea
capaz de aclarar la situación son vanos: cada paso que da
lo adentra más y más en unas relaciones sociales
establecidas que le resultan del todo ajenas.
La incansable insistencia por reclamar aquello que le
corresponden y los derechos que le son propios, K. suele
acabar en situaciones absurdas que le van llevando al
absoluto sinsen??do. En su trayecto hacia el cas??llo, K. va
mostrando lo incomprensible del poder y le da piel a la
compleja vida del hombre moderno.