El amor de las abejas obreras

Aleksandra Kollontái, además de una de las mujeres más famosas de la historia rusa, es una figura clave del feminismo del siglo XX. Fue la única mujer que formó parte del Comité Central del Partido Comunista y la primera en el mundo que accedió al cargo de embajadora; según dice el rumor, fue la inspiración para el personaje de Greta Garbo en Ninotchka. En 1923, experiencias autobiográficas y su descontento con la política económica de Lenin le inspiraron El amor de las abejas obreras, un volumen que reúne una novela y dos relatos. En ellos se encuentra una nada velada crítica a la sociedad soviética de entonces y una apasionada exploración de un conflictivo ideal de pareja: no ser sólo "marido y mujer", sino también "camaradas". Además de temas candentes del pensamiento social feminista -los códigos de sexualidad, el aborto, la unión libre, la diferenciación entre amor y sexo-, Kollontái incide dramáticamente en lo más íntimo, en los conceptos de confianza y fidelidad, y elabora unas historias de amor no exentas de dudas y melancolía pero igualmente repletas de convicción. "Cuanto menos romanticemos la dura realidad y cuanto más fielmente describamos la psicología de la mujer contemporánea, sus luchas, sus quebraderos de cabeza y sus aspiraciones, tanto más rica será la imagen espiritual que dejemos para su estudio": estas palabras de su ensayo La nueva mujer hallan en este libro su mejor representación narrativa.