Nunca fuimos tan felices


Nunca fuimos tan felices

Marilyn Conolly y David Sorenson se enamoraron en los años setenta. Cuarenta años después, tienen cuatro hijas, cada una de ellas más opuesta a la anterior. Con la llegada de Jonah Bendt, que fue dado en adopción quince años atrás por una de las hermanas, los Sorenson se verán obligados a afrontar su pasado, pero también encontrarán pequeños momentos de alegría que hacen que todo lo demás valga la pena.