La niña que jugaba a ser Dios


La niña que jugaba a ser Dios

Letitia emprende un viaje a Italia en busca de trabajo, y deja en Rumanía a su hija, la pequeña Radita, quien sufre con la separación de su madre. Radita suple esta ausencia con toda la fuerza de su imaginación. Letitia, por su parte, soporta las dificultades lejos de su familia, y centra en el trabajo todas sus energías, con la esperanza del regreso. Madre e hija tomarán alternativamente la voz de la narración, presentando así un fenómeno que ha marcado profundamente a la sociedad rumana poscomunista. Una historia emocionante y sorprendente, no exenta de humor, sobre la emigración y el desarraigo, y una lectura valiosa por cuanto que nos muestra esta realidad y nos ayuda a entender mejor el desquiciado mundo que habitamos.