Miedo, olvido y fantasía

"...Me pregunto si existe alguna manera eficaz de llegar al fondo de este asesinato. No, creo que no lo hay. El secreto de esta muerte se irá a la tumba con los pocos que lo conocen. Permence enterrado ya bajo una enorme montaña de culpabilidad y de miedo. Un miedo que lo contagia todo, también yo lo siento ahora avanzar sigilosamente dentro de mí..."
Son palabras de Agustín Penón, a los pocos días de llegar a Granada en 1955, cuando empezó a vislumbrar los muros de silencio que se habían levantado alrededor de la muerte de Federico García Lorca. Un silencio que, venciendo su propio miedo, Penón trató de romper por todos los medios a su alcance. El resultado fue, aparte de los logros conseguidos como investigador, un lúcido retrato de la ciudad aún conmocionada por los hechos ocurridos en el 36, y sometida a la censura y prohibiciones impuestos por los vencedores. Y en donde las entrevistas realizadas a tantos testigos cobran el valor de auténticas confesiones.