Praeterita. Memorias de un esteta victoriano

Praeterita. Memorias de un esteta victoriano
El que quiera penetrar en el alma de Ruskin a través de esta peculiar forma autobiográfica hará bien en detenerse y escrutar las descripciones de los escenarios y paisajes que le sobrecogen, desde los detalles más nimios de la naturaleza a los ambientes más domésticos o los más grandiosos. Es en ellos donde se “abre” al lector con toda la sinceridad de su alma y donde la escena y su estado de ánimo resuenan como un diapasón. Es aquí obligada la referencia a Marcel Proust, su declarado admirador y su primer traductor al francés. El mundo interior de Ruskin es mucho más explícito en la descripción de sus entornos que en las autorreferencias a sus estados de ánimo, con frecuencia contradictorias, en las que pasa de la euforia a la depresión sin un hilo que justifique la mudanza. Sólo por estas descripciones, verdaderamente impresionantes, Praeterita sería ya uno de sus textos más notables y, nos atrevemos a decir, el más emocionante.