Llamadme Nathan

Llamadme Nathan
¿Qué broma es ésta?. Es lo que se pregunta Lila cuando, con doce años, sus
senos empiezan a crecer debajo de su camiseta. Si pudiera, se los arrancaría.
Lila sabe desde siempre que es un chico, sabe que ha nacido en el cuerpo
equivocado, lo que provoca la incomprensión de sus padres y amigos: ¿es
lesbiana? ¿Quiere ser un chico? ¿Cómo que ya lo es? Disforia de género, reasignación sexual, inyecciones de testosterona, cambio en el registro civil...
Con dieciséis años, Lila decide emprender un duro camino para corregir ese
‘error genético’ y convertirse en Nathan, la persona que siempre ha sentido
ser. Aunque los demás no lo entiendan, él tiene clara su identidad sexual, sin
pasar necesariamente por el quirófano.